El base jumping requiere una preparación seria
Probablemente nunca desaparecerán en el mundo las personas que continuamente sienten una falta de emociones intensas. Los niños y niñas más inquietos, al crecer, buscan constantemente nuevas emociones y aventuras. Insatisfechos con el ritmo aparentemente demasiado cotidiano de la vida, intentan saciar su “hambre de adrenalina” explorando los entretenimientos y deportes más extremos en tierra, agua y aire.
Jumping
¡Estar de pie al borde de una plataforma firme, mirar al vacío que se abre frente a ti, desechar todos los miedos y saltar! ¡Sentir, aunque sea por unos segundos, la indescriptible sensación de caída libre, confiando únicamente en el equipo y la fiabilidad del equipamiento! ¿No es esto superar los propios límites, el pico de una descarga de adrenalina en la sangre?
Precisamente estas sensaciones caracterizan varios deportes extremos y formas de recreación activa que comparten una misma raíz en su nombre: jumping (del inglés jump – saltar). Nos referimos al bungee jumping, rope jumping y base jumping.
Curiosamente, una especie de estos entretenimientos extremos tuvo una gran popularidad masiva en el pasado. En los años 30 del siglo XX, la juventud soviética estaba literalmente obsesionada, si se puede decir así, con una especie de “psicosis del paracaidismo”. Las torres de paracaídas de la OSOAVIAJÍM (predecesor del DOSAAF) se convirtieron en un adorno imprescindible de los parques de las ciudades. Los fines de semana se formaban largas colas de personas deseando realizar su primer salto, que para muchos representaba el inicio de una aventura mayor en el cielo. La afición era tan desbordante que, en los bailes de esos mismos parques, los chicos sin la insignia de paracaidista no eran considerados por las chicas como auténticos pretendientes.
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Bungee Jumping
Bungee Jumping
Este tipo de deporte extremo y entretenimiento es uno de los más accesibles en nuestro tiempo, y a menudo se utiliza como atracción. En ruso, coloquialmente se le llama a menudo “tarzanka”, aunque esto distorsiona un poco el sentido de la actividad. Consiste en un salto de cabeza desde una gran altura con una cuerda elástica sujeta a los pies, la cual desacelera suavemente la caída libre del aficionado a lo extremo, lo vuelve a lanzar hacia arriba, y así consecutivamente hasta detenerse por completo.
Esta peculiar forma de entretenimiento surgió recientemente, a fines de los años 80 en Inglaterra, y al principio, debido a su carácter poco convencional, fue recibida con rechazo por parte de las autoridades. Sólo gracias al entusiasmo de los “pioneros” se logró su reconocimiento oficial con el tiempo, y ahora se puede encontrar este tipo de atracciones en muchos países.
Los puentes altos son especialmente populares, probablemente porque resulta más fácil para las personas dar un salto en dirección al agua que contra rocas o tierra firme. Sin embargo, los más intrépidos saltan desde cualquier lugar, como la Torre Eiffel, puentes colgantes sobre desfiladeros alpinos, e incluso cascadas.
La popularidad de este entretenimiento extremo ha llegado a tal punto que incluso se construyen torres de bungee diseñadas específicamente para atraer a aficionados de todo el mundo. Los deportistas más avanzados, utilizando sistemas especiales de sujeción, logran realizar hasta una serie de acrobacias durante el vuelo.
Como en cualquier deporte, el bungee jumping también tiene récords. El salto más extremo fue realizado por el australiano A.J. Hackett desde la torre de televisión de Macao (China) desde una altura de 233 metros. Antes de ello, el récord más alto lo ostentaba la represa Verzasca en los Alpes suizos, con 220 metros.
Rope Jumping
Rope Jumping
Según cuenta una peculiar leyenda, este deporte extremo nació completamente por accidente. En 1989, durante un ascenso a una montaña, el famoso alpinista estadounidense Dan Osman sufrió una caída y sobrevivió únicamente gracias a una buena cuerda de seguridad. Sin embargo, la inigualable sensación de caída libre provocó tantas emociones positivas en el escalador que realizó toda una serie de “caídas simuladas”, dando así origen a una nueva modalidad de adrenalina.
El fundamento del rope jumping radica en que un deportista salta desde una altura utilizando equipo de alpinismo. Tras una fase de caída libre, un sistema complejo de seguridad y amortiguación disipa la energía del salto, y el saltador queda suspendido cabeza arriba, a cierta distancia antes de encontrarse con algún obstáculo.
Normalmente, la comunidad de rope jumpers consiste en todo un equipo con sus propios ingenieros y técnicos, exploradores y organizadores. Es evidente que este tipo de saltos extremos requiere una excelente cualificación del personal y la máxima calidad del equipo utilizado. Todos los elementos que forman parte del sistema básico o dinámico para preparar el lugar de los saltos tienen una gran reserva de resistencia, obligatoriamente tienen redundancia (y en algunos casos, varios niveles de seguridad).
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El rope jumping tiene su propia lista de récords:
El salto más alto realizado en el territorio de la antigua Unión Soviética fue efectuado por el equipo de San Petersburgo RAPT en Crimea, en la montaña Shaan-Kaya. El punto de despegue del deportista se encontraba a una altura de 230 metros, y el tramo de caída libre fue de 150 metros.
Durante más de 12 años, el récord mundial estuvo en manos del fundador de este deporte, Dan Osman. En 1998, en el Parque Nacional de Yosemite (EE. UU.), realizó exitosamente un salto de 304,8 metros. Tristemente, el mismo año, al intentar superar su propio logro, el deportista falleció trágicamente.
El récord mundial actual pertenece al equipo ruso RAPT y al equipo ucraniano ROCK`N`ROPE (Zaporiyia). El 14 de julio de 2010, ambos equipos completaron saltos desde una altura de 355 metros en la cima de Kjerag (Noruega). La fase de caída libre fue de 280 metros. Según los propios deportistas, pudieron haber superado esta cifra, pero decidieron dejar margen libre para nuevos logros.
Base Jumping
Base Jumping
Este es, probablemente, una especie de “arte supremo” en toda la línea de deportes extremos de salto. Los saltos desde altos objetos inmóviles con un paracaídas especial requieren de los ejecutantes una preparación personal psicológica y física de máximo nivel.
Es interesante que el primer salto registrado en la historia tuvo lugar en el siglo XVIII: en 1783, el físico e ingeniero francés Louis-Sébastien Lenormand demostró ante una numerosa audiencia la utilidad de su “paraguas” saltando desde la torre del observatorio en la ciudad de Montpellier. Las intenciones del científico eran completamente humanitarias: veía en esto una posible vía de salvación para personas atrapadas en incendios en edificios altos.
Este tipo de salto comenzó a desarrollarse activamente solo en el siglo pasado. En 1912 se realizó un salto desde la Estatua de la Libertad. Posteriormente, los jumpers comenzaron a conquistar gradualmente muchas estructuras altas famosas y cimas naturales.
De hecho, el término “base jumping” solo apareció en 1978, gracias a uno de los “padres fundadores” e ideólogos de este deporte extremo, Carl Boenish.
A pesar de su aparente similitud con el paracaidismo clásico, el BASE tiene características propias que lo diferencian:
Los saltos se realizan desde bajas alturas, lo que exige una altísima concentración y maestría en el control corporal por parte del deportista. El margen de tiempo para corregir un error es inexistente.
El deportista carece de cualquier sistema de seguridad. A diferencia de los paracaidistas tradicionales, no dispone de un paracaídas de reserva, ya que no es posible utilizarlo a estas alturas. Su vida depende completamente de su único equipo, que debe estar cuidadosamente seleccionado y meticulosamente preparado.
Para convertirse en un base jumper, probablemente es necesario poseer una obsesión especial. Es inimaginable que, para unos pocos minutos de caída libre, un deportista dedique horas escalando, por ejemplo, la chimenea industrial más alta del mundo en Ekibastuz (420 metros) o una cima montañosa. ¡Qué nivel de preparación física debe tener! Además, este deporte no es bien recibido en todos los países, y en algunos está estrictamente prohibido, lo que significa que la búsqueda de lugares adecuados siempre supone dificultades adicionales.
No obstante, el número de base jumpers aumenta cada año, y las “cimas” conquistadas por ellos son cada vez más numerosas. En Rusia, incluso se ha formado una asociación organizada: el equipo “Proyecto Extremo Ruso”, considerado con justicia uno de los más fuertes y mejor preparados del mundo.